1.LA BIOÉTICA.
En su significado más preciso, bioética significa ética de la vida, o como indica el diccionario de la RAE, "la aplicación de la ética a las ciencias de la vida". La misión fundamental de la bioética consiste en examinar las implicaciones éticas y morales tanto de las investigaciones biológicas y la ingeniería genética como de sus aplicaciones en el campo de la medicina, la farmacia y la cirugía. Dicho de otro modo, se trata de diferenciar entre las actuaciones científicas y técnicas relacionadas con la vida, las que son lícitas y aceptables de las que son ilícitas y moralmente rechazables.
Aunque, tal y como lo acredita el juramento hipocrático, la preocupación ética en medicina existe desde la antigüedad, la Bioética como ciencia sistemática es tan reciente que no surgió hasta el último tercio del siglo XX.
1.1.La biotecnología y la ingeniería genética.
En la actualidad, la biotecnología consiste en un conjunto de técnicas que, utilizando los conocimientos proporcionados por las ciencias físicas, químicas, biológicas y médicas, pretende intervenir en la marcha natural de la vida para crear o modificar seres vivos; por ejemplo, mejorar vegetales o animales o desarrollar microorganismo para determinados fines.
La biotecnología se ha aplicado a diferentes sectores de la actividad humana: agricultura, ganadería, minería, farmacia, sanidad, etc. Desde hace tiempo se conocen diferentes técnicas de injertos, selección de semillas, cruces de razas vegetales o animales, vacunas, fabricación y manipulación de alimentos destinados al ganado (plantas, forrajes y otros tipos de piensos) o a la alimentación humana (cerveza, queso o pan). Ahora bien, la biotecnología ha alcanzado su máximo desarrollo con el surgimiento de la ingeniería genética.
Se puede decir que la biotecnología comenzó cuando los seres humanos inventaron el pan, el yogur, la cerveza, la agricultura, pero el surgimiento de la ingeniería genética sólo ha sido posible en la época actual, gracias a los grandes hallazgos de la tecnología electrónica.
La ingeniería genética constituye la rama principal de la biogenética, y tiene como objeto principal intervenir en el genoma de los seres vivos con el fin de modificarlo. Primero se aplicó a microorganismos (virus y bacterias); luego, a moluscos; más tarde, a ratones, ovejas y monos; y en la actualidad comienza a aplicarse a seres humanos. ¿Qué se pretende con dichas intervenciones? Ante todo, estos objetivos:
a)Obtener mayor cantidad de productos alimentarios: animales y plantas de crecimiento rápido y resistente a las plagas, las adversidades del clima y la aridez de ciertos terrenos.
b) Prevenir y curar enfermedades somáticas y psíquicas: SIDA, cáncer, síndrome de Down, Alzheimer, Parkinson.
Como se ve, tales manipulaciones pueden ser útiles para la humanidad, pero también pueden acarrear diferentes peligros: unos de carácter accidental y otros intencionados o premeditados. Como ejemplos de peligros accidentales podemos señalar el surgimiento de nuevas enfermedades y la creación de substancias transgénicas dañinas para el ecosistema y para los propios seres humanos. En cuanto a los intencionales o premeditados, cabe destacar los relacionados con la actividad bélica (bombas bacteriológicas, utilización de la biología molecular para crear nuevas armas), la modificación del código genético humano, o el desarrollo de programas siniestros de clonación.
1.2.Los principios de la bioética.
Cómo dice el filósofo Ortega y Gasset: "Debemos hacer lo que debemos hacer y debemos evitar hacer cualquier cosa"; o, dicho de otro modo, en los seres humanos una cosa es el poder y otra deber. Esto que resulta válido para casi todas las acciones humanas, lo es mucho más en el caso de las actividades médicas, biológicas y farmacológicas; pues debido a la enorme capacidad alcanzada por la biotecnología y la ingeniería genética, dichas actividades han adquirido una relevancia extraordinaria en la actualidad. La cuestión clave es la siguiente: de todo lo que puede hacerse, ¿qué debe hacerse? Al respecto, tanto los médicos como los biólogos y demás profesionales de la biotecnología deben orientarse por ciertos valores y principios, entre los que destacan los siguientes:
-Primer principio. Primacía de la vida: La vida ha de prevalecer sobre cualquier otro interés de la ciencia. Este principio aparece ya enunciado en el juramento hipocrático en los siguientes términos:"No daré a nadie, aunque me lo pida, ningún fármaco letal, ni haré semejante sugerencia".
-Segundo. Principio de autonomía: Debe respetarse la voluntad del afectado. Cualquier intervención sanitaria, tratamiento médico o proyecto de investigación debe ser autorizado por la persona afectada, y cuando ésta se encuentre limitada o imposibilitada habrá de atenderse a la autorización de la familia.
-Tercero. Principio de la solidaridad o de la igualdad: Los beneficios de la medicina deben llegar a todas las personas.
-Cuarto. Respeto de las obligaciones profesionales y de las normas deontológicas: Cualquier intervención médica o de investigación deberá respetar las normas profesionales; por ejemplo: estar orientada hacia la curación del paciente o guardar el secreto profesional.
¿De dónde surgen estos principios? Realmente no son más que la aplicación de los principios generales de la ética al caso particular de la biotecnología y la ingeniería genética.
2. PRINCIPALES CUESTIONES DE BIOÉTICA.
La ciencia bioética comprende el estudio de diferentes aspectos de la conducta humana, tales como:
*EL comportamiento sexual.
*El problema de la superpoblación mundial.
*La investigación y experimentación en medicina y farmacia (con personas sanas, con enfermos terminales, con embriones y fetos).
*El uso que debe darse a los datos aportados por el examen genético y el diagnóstico prenatal.
*Las enfermedades contagiosas y la conducta social.
*El secreto médico y las relaciones entre el médico y el paciente.
*La investigación con células madre.
*Utilización de semen de un varón fallecido.
*La elección del sexo de los hijos e hijas.
*Los derechos del enfermo (¿Qué debe saber sobre su salud? ¿Hasta dónde deben prolongarse los tratamientos paliativos?)
*La conservación o la destrucción de embriones. (¿Qué hacer con los embriones sobrantes de una fecundación in vitro?)
* La adopción de niños y niñas (¿A quién permitírsela? ¿Sólo a parejas o también a individuos? ¿A qué tipo de parejas? ).
*Las experimentaciones con seres humanos en medicina y farmacia.
Veamos algunos casos.
2.1. La eugenesia.
El término eugenesia se deriva del griego "eu" (bien) y "génesis" (procreación), por tanto, significa "buena procreación". Desde este punto de vista, la eugenesia es la ciencia que estudia las condiciones, los medios y los procedimientos que favorecen la mejora del patrimonio hereditario de los seres humanos, tanto los consistentes en las recomendaciones y tratamientos médicos como la práctica de diferentes técnicas de ingeniería genética. Las actividades genéticas más importantes de la actualidad son las siguientes: el diagnóstico prenatal, la terapia genética intrauterina, las técnicas de reproducción asistida, la interrupción voluntaria del embarazo y los diferentes programas de clonación.
2.2. La reproducción asistida.
La reproducción asistida consiste en diferentes manipulaciones de los óvulos y el semen con miras a superar la esterilidad de algunas personas. Los dos procedimientos más importantes al respecto son la inseminación artificial y la fecundación in vitro. En el primer, se puede depositar el semen, previamente recogido, en el interior de la vagina o en el cuello del útero de la mujer. En el segundo, se fecunda un óvulo en una probeta y, posteriormente, se implanta en el útero materno.
La reproducción asistida presenta numerosos problemas: en casi todos los programas de fecundación in vitro suelen fecundarse más óvulos que los que luego se utilizan, ¿qué debemos hacer con ellos? ¿A quién aplicar la reproducción asistida? ¿A todas las mujeres que lo deseen o hay que establecer ciertas condiciones? ¿Las personas donantes de semen y óvulos deben quedar en el anonimato o conservar su identidad? En tal caso, ¿debe constar su raza? ¿Deben ser asumidos los costes económicos de tales procedimientos por las instituciones estatales o cada cual debe hacerse cargo de sus gastos? ¿La mujer que ha recibido óvulos o semen ajenos debe informar de ello al hijo? ¿Debe permitirse la investigación con "células madre"? ¿Tiene derecho a ser reconocido como padre del niño o niña el donante de semen? ¿Deberían hacerse pruebas cromosómicas a los donantes? ¿Se puede subrogar o alquilar un útero? ¿Cómo solventar la posibilidad de que personas engendradas con semen procedente de un mismo donante terminen casándose entre sí?
2.3. La interrupción voluntaria del embarazo.
En numerosos países, la interrupción del embarazo es libre, es decir, las mujeres pueden interrumpir su embarazo sin otro condicionamiento que el respeto a los plazos establecidos por la ley. Sin embargo, en otros se encuentra absolutamente prohibido y en algunos únicamente se permite en ciertos supuestos.
¿Tienen las mujeres derecho a recurrir a la IVE? ¿Siempre? ¿Únicamente en algunos casos? ¿En qué momento puede considerarse al embrión o al feto como ser humano? ¿Qué plazo resulta aceptable para recurrir a la IVE?
Los tratadistas que tienden a resaltar los derechos de la madre se pronuncian a favor de la IVE libre; mientras que, por el contario, quienes intentan defender los derechos del no nacido suelen oponerse a todo tipo de IVE.
2.4. La clonación.
Podemos distinguir dos tipos de reproducción: asexual y sexual. La primera es frecuente en el reino vegetal y se lleva a cabo mediante esquejes, vástagos, yemas. Por ejemplo, a partir de una rama de cerezo se origina otro cerezo. En este caso, los diferentes individuos generados son clones del individuo generador, es decir, genéticamente idénticos a él.
Sin embargo, en los animales superiores la única forma natural de reproducción es la sexual: los nuevos individuos surgen a partir de un huevo o zigoto formado por la unión de una célula de la madre (óvulo) y otra del padre (el espermatozoide), y, por tanto, compartirán la herencia genética de ambos progenitores o, dicho de otra forma, dichos individuos serán genéticamente diferentes de los individuos que los han generado.
Pues bien, desde hace años, la ingeniería genética ha puesto en marcha un programa, denominado clonación, mediante el cual se pueden originar de modo asexual organismos de animales superiores.
Para conseguirlo, se toma un óvulo no fecundado, se le retira el núcleo, y en su lugar se coloca otro núcleo de una célula no sexual procedente de un organismo adulto, con la esperanza de que surja un nuevo individuo (o clon). En estos casos, el nuevo individuo poseerá una información genética idéntica a la existente en la célula madre, o lo que es lo mismo, a la del organismo del que se ha tomado dicha célula.
Los primeros experimentos se intentaron con sapos y se continuaron con ratones, vacas y ovejas. Se Consiguió el primer éxito en 1996 mediante la clonación de la oveja Dolly. Luego se intentó con primates y actualmente parece que existen ciertos ensayos orientados hacia la clonación de seres humanos.
¿Qué objetivos persigue la clonación? Los mismos que hemos visto en el caso de la ingeniería genética: mayores beneficios agrícolas y ganaderos; y mejores alimentos, medicinas y substancias beneficiosas para los humanos; por ejemplo, vacas, ovejas o cabras que proporcionen leche con propiedades terapéuticas, animales para extraer médula o sangre útiles para la curación de la leucemia y otros cánceres, órganos y tejidos destinados a la implantación o al trasplante humano, etc.
¿Qué problemas éticos plantea? Incluso cuando se trata de plantas y animales la clonación presenta ya diferentes problemas éticos; por ejemplo, puesto que la clonación favorece la uniformidad de los descendientes, algunos ecologistas la consideran como un atentado contra la biodiversidad. Pero donde platea problemas realmente insolubles es cuando se refiere a la posibilidad de clonar seres humanos: hasta ahora todo ser humano procede de una madre y un padre, pero ¿podría permitirse la invención de nuevas raíces para el ser humano? ¿Resultaría moral experimentar con los seres humanos en este terreno? ¿Sería lícito construir individuos humanos de modo artificial? ¿Qué se puede legislar al respecto? ¿No podrían ser aprovechadas tales técnicas por dictadores y terroristas para fabricarse un "ejército" particular a su medida?
2.5. El proyecto Genoma Humano.
Uno de los mayores proyectos de la biogenética actual consiste en el proyecto Genoma Humano, que, iniciado en el año 1990, tenía como objetivo localiza, identificar y definir la totalidad de los genes humanos.
En principio, estaba previsto que dicho proyecto durar hasta el 2005; pero en febrero de 2001 se dieron a conocer con carácter provisional los primeros resultados. Según esto, el genoma humano contiene poco más de 31.000 genes.
Pero, ¿qué es el genoma humano?; ¿Qué son los genes? ¿Por qué resulta importante localizarlos, identificarlos y definirlos en su totalidad?
El genoma es el conjunto de genes que posee una especie. Así pues, en el caso del genoma humano, se trataría del conjunto de genes de la especie humana.
Por su parte, el gen no es más que una porción de ADN en la que se contiene la unidad básica de la herencia o, mejor dicho, el fundamento de toda una serie de procesos bioquímicos de los cuales depende la vida. Cada célula contiene el genoma completo propio del cuerpo a que pertenece.
James Dewey Watson, profesor de biofísica de varias universidades, puede ser considerado como el padre del proyecto Genoma Humano, pues, en primer lugar, fue el encargado de presentarlo ante el Senado norteamericano con miras a conseguir los fondos necesarios y, en segundo, lo dirigió desde 1988 hasta 1992, año en que renunció debido a la posibilidad de que alguna compañía privada pudiera patentar los genes.
La profundización en el conocimiento del genoma supondrá para la medicina enormes ventajas, principalmente en su lucha contra casi todas las enfermedades actuales: SIDA, cánceres, infecciones; pero, sobre todo, contra las de carácter hereditario: deficiencias psicosomáticas: síndrome de Down, Alzheimer, Parkinson.
Ahora bien, el conocimiento del genoma humano también entrañará considerables problemas: en primer lugar, los enormes gastos económicos que lleva consigo; en segundo, las informaciones aportadas pueden ser utilizadas con intenciones perversas, como la de aplicar su conocimiento con miras a incrementar los arsenales bélicos.
2.6. Los trasplantes de órganos.
En medicina, se entiende por trasplante cualquier extracción de una parte de un organismo y su inserción o inclusión en el mismo organismo o en otro diferente. Podemos distinguir tres tipos de trasplantes:
*trasplante autólogo: el que tiene lugar en una misma persona: por ejemplo el injerto de piel del glúteo en una mano.
*trasplante homólogo: cuando se realiza entre individuos de la misma especie.
*trasplante heterólogo: cuando se lleva a cabo entre individuos de especie diferente.
En la actualidad, los trasplantes heterólogos son muy escasos, y en cuanto a los autólogos se trata, por decirlo así, de trasplantes menores: piel, cabello, sangre. En consecuencia, los trasplantes auténticamente relevantes son los homólogos, en especial los de riñón, corazón, hígado, pulmón y, tal vez, los de páncreas. Estos trasplantes, que comenzaron a finales de los años cincuenta del siglo pasado (el primer trasplante de riñón tuvo lugar en 1958), recibieron un notable impulso a partir de 1978, gracias al progreso de los inmunodepresores, especialmente con el descubrimiento de la ciclosporina.
Salvo en algunos casos de trasplante de riñón, los órganos se extraen de personas fallecidas. Por tanto, el primer requisito consistirá en establecer de modo riguroso el fallecimiento del donante. En este sentido, resulta absolutamente condenable intentar la muerte de una persona, o precipitarla (por muy enferma que tal persona se halle) con miras a conseguir sus tejidos o sus órganos para un trasplante.
Igualmente, debe exigirse la gratuidad en la donación de toda clase de tejidos, órganos y fluidos humanos; pues resulta totalmente rechazable su tráfico o comercialización, el aprovecharse de la miseria o las necesidades de ciertas personas para conseguirlos (por ejemplo, "comprando" un riñón o plasma sanguíneo) y todo tipo de privilegio o ventaja a la hora de la recepción o distribución.
Por otra parte, puede que tengamos que tener en cuenta las intenciones del posible donante, pero es el caso que un buen número de fallecidos no dejan declaración al efecto. Ante estas situaciones, ¿cómo proceder? ¿Debe primar el consentimiento de la familia?, ¿o cabría suponer que la persona fallecida, puesto que nada dispuso en sentido contrario, aceptaba la posible donación de sus órganos?
2.7. La eutanasia.
El progreso de la biotecnología tiene también sus reflejos en la eutanasia. La tecnología médica permite mantener a ciertos enfermos incurables en un estado de ida enormemente precaria. Pero ¿hasta dónde debe llegarse?
El día 13 de enero de 1998 moría en Boira (La Coruña) Ramón Sampedro, un tetrapléjico de 55 años, que desde unos cuantos años antes llevaba luchando judicialmente para poder tener una muerte digna y racionalmente asistida. Con dicho propósito había recurrido a diferentes instancias jurídicas, entre otras al tribunal Constitucional y al Tribunal de los Derechos Humanos de Estrasburgo, siéndole denegada su petición en todos los casos; finamente, con la ayuda de una persona anónima, logró cumplir el deseo de poner fin a su vida. Dejó una obra escrita de carácter autobiográfico titulada "Cartas desde el infierno".
El término eutanasia significa "buena muerte"; y alude, particularmente, al hecho de poner fin deliberadamente a la vida de una persona que, víctima de una enfermedad incurable, se encuentra en una situación de extrema postración o sufre dolores intensos y persistentes. Habitualmente, suele distinguirse entre eutanasia activa y eutanasia pasiva. Es activa, por ejemplo, cuando se suministra una inyección o una pastilla letal el enfermo. Y es pasiva cuando se le retira un tratamiento imprescindible para mantenerle con vida.
Sin embargo, no todo el mundo admite tal distinción, pues algunos tratadistas opinan que la conducta del médico respecto al paciente siempre es positiva, lo mismo cuando le prescribe o suministra un tratamiento que cuando se lo retira. De todas formas, no es lo mismo retirar al enfermo unos medicamentos ordinarios y comunes o unas prácticas médicas habituales que unos medios técnicos extraordinariamente complicados y costosos que le prolongan artificialmente la vida.
Ahora bien, ¿dónde está el límite? ¿Hasta dónde llegan los medios normales y adecuados y dónde comienzan los extraordinarios y "desproporcionados"? Si un enfermo terminal sufre dolores extremos, ¿se debe preferir aliviar los dolores o prolongar la vida? O dicho de otro modo, ¿resulta moralmente lícito recurrir a determinados analgésicos aunque contribuyan a acelerar la muerte del paciente?
Ante tales preguntas resulta prácticamente imposible responder de moco categórico. Pues con frecuencia son muy numerosas las variables a tener en cuenta: el estado del enfermo, la disponibilidad de aparatos y medios, los posibles usos alternativos de los remedios respecto al número de personas que los necesitan , la edad y las circunstancias del enfermos, sus deseos.
(Abad, J.J. Ética Eso. Editorial Mc Graw Hill. Madrid. 2004)